Los padres tienen el derecho de elegir libremente las escuelas u otros medios necesarios para educar a sus hijos según sus conciencias. Carta de los derechos de la familia, del Pontificio Consejo para la Familia,5 (22-X-1983)

jueves, 18 de marzo de 2010

San José, guardián de la inocencia

Publicamos hoy, día de San José, la carta de este padre de familia "homeschooler":
Una programación católica exige una exquisita sensibilidad a la norma del pudor, tan infravalorada hoy en la educación. Poco hay que haga más daño a la imaginación y a las almas de los niños, que la falta de pudor y decencia en los materiales escolares, en los libros, videos etc. Esto va de la mano con la asimilación de innecesaria información sexual a una edad prematura.

A los niños hay que dejarles disfrutar de la inocencia de su niñez lo más posible antes de darles este tipo de información. Se hará cuando ellos estén empezando a notar sus propios cambios, hacia los 12 años. Pero los libros escolares, utilizados en colegios de Iglesia y estatales, están demasiado pendientes de la cultura dominante, poco cristiana, y poco sensible a los principios eminentemente, aunque no exclusivamente, cristianos del pudor, de la modestia y de la castidad, y dan información sobre reproducción sexual en 5ª Primaria en colegios católicos, cuando los niños todavía son niños. Esto es innecesario, si no perjudicial, aunque es cierto que los colegios cristianos por lo general suelen dar esta información de una manera más digna que los otros colegios. El extremo en esto lo encontramos en los países del norte, post-cristianos, que dan "educación sexual" cada vez más pronto, ahora ya en educación infantil, y todo ello cargado de ideología relativista, y lo hacen de una forma explícita, indecente, es decir con una falta total de pudor.
Que Dios nos guarde de este mal camino. Sin embargo, si no tenemos cuidado, con una actitud demasiado “laissez-faire”, permisiva, iremos en manada en este asunto, por un “ hodiernismo” por el que no queremos parecer chapados a la antigua (‘old fashioned’), “estrechos”, y que llama puritanismo a un sano, plenamente católico, concepto de la sexualidad, de la modestia, de la educación en la castidad. Podemos estar tomando un camino equivocado, que no es conforme con un pensamiento auténticamente católico. Este mal camino ya lo hemos emprendido de forma espectacular con el cine y los vídeos, películas disfrutadas por la comunidad de creyentes, niños, adolescentes y adultos, que muchas veces son evaluadas por organismos como la United States Conference of Catholic Bishops Movie Review , poco conservadores en su conjunto, con calificaciones como moralmente ofensiva/ inapropriado, problemático o de contenido perturbador para adultos, o directamente "poisonous" (venenoso). Nuestros hijos van a verlas en grupo los viernes por la tarde. También los hijos de buenos católicos.
En libros de texto usados por jóvenes católicos, las imágenes y la presentación de la información sexual debería estar mucho más en conformidad con la realidad del pecado original que con el gusto que tienen muchos libros y editoriales de romper con unos tabúes ‘ya superados’ para expresar gráficamente unas partes del cuerpo desde una perspectiva naturalista -“como es en la realidad ¿no?”- , o hacerlo verbalmente prefiriendo seleccionar unas palabras -y no otras ya conocidas- como términos para aprender de memoria (antes a nadie se le ocurriría que los niños hicieran caligrafía en 1º o 2º de Primaria con términos anatómicos que designan partes íntimas, ahora sí, como podemos ver los padres con sorpresa en más de un libro para esas edades).
No es una cuestión de maniqueísmo ni de puritanismo. El papa JPII nos recuerda , hablando de la pornografía, que tiene una relación con lo que estamos discutiendo, que el verdadero problema está en lo que no se ve (la persona, su dignidad, Dios, el amor en el matrimonio). El mundo post-cristiano –libros, editoriales, películas etc- fragmenta la representación, gráfica, verbal y conceptual del hombre, subrayando parte de la información a expensas de la totalidad, que no está dada desde una perspectiva holística, completa, y en fin Cristocéntrica. Y desde la fe, se puede afirmar que esto se hace con la cooperación del padre de la mentira. Y lo hace precisamente para alimentar su mentira con la realidad de nuestra condición de hombres caídos e inclinados al mal, -enseñanza de la Iglesia - una condición que fácilmente hace caer víctimas del morbo, sobre todo a los que están en transición a la adolescencia y que carecen de madurez espiritual, para fijar su atención en esa visión incompleta y fragmentada.
Esto lleva a los niños a estar inquietos, sus imaginaciones dañadas, menos sencillas y fluidas, demasiado orientados a sí mismos, al desorden, y no al mundo de la vida espiritual, a la vida de gracia divina, a la belleza de la creación, a la naturaleza, a las inspiraciones y vocaciones del Espíritu Santo, (si, también en los muy jóvenes) y a las virtudes. Una visión cristiana siempre es sensible a la verdad de que Dios “no está lejos de cada uno de nosotros, porque en él vivimos, y nos movemos, y somos" Acts17: 28 y todo lo demás tiene que estar orientado a Él.Por ello en los libros y materiales que damos a nuestros hijos se buscará la sutileza, la delicadeza y la discreción en líneas, colores, representaciones, palabras y explicaciones. No se quita nada, no se rechaza nada, todo es de Dios y todo es bueno, pero en su sitio, a su tiempo y en Su realidad. Que Dios por medio de San José cuya fiesta celebramos hoy, el hombre “justo”, el más casto, modesto, puro y santo después de Cristo, nos de, a los padres católicos sobre todo, luz sobre este tema.
Fdo. Howard Lowe, padre de diez hijos, residente en España.

Al hilo de la carta de este padre os recomendamos la siguiente lectura:
Elogio del pudor

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