Los padres tienen el derecho de elegir libremente las escuelas u otros medios necesarios para educar a sus hijos según sus conciencias. Carta de los derechos de la familia, del Pontificio Consejo para la Familia,5 (22-X-1983)

lunes, 17 de noviembre de 2008

Homeschooling y utopía


"La pedagogía es la llave que abre la puerta de la utopía. No hay posible utopía cristiana que no se fundamente en una pedagogía cristiana. Esto lo entendió Clemente de Alejandría en su libro El Pedagogo, lo entendió Moro en su Utopía y es convicción común entre los pensadores de tendencia utópica, como Gandhi. Por otra parte el eros pædagogicus ha de inspirar en la utopía no sólamente a los educadores, profesores y catequistas, especialmente preparados para la función educativa, sino a todos los cristianos adultos, ante todo los padres y hermanos mayores. Una de las razones que hacen más urgente la utopía es ir a dar en un nuevo régimen de vida que favorezca continuamente la dedicación pedagógica de los mayores sobre los niños y jóvenes.
Bishop Karl Josef Romer of the Pontifical Council for the Family thanked the home schoolers: "I would like to thank you for your Catholic home schooling initiative that opens up new horizons for the family. I truly admire parents, the mothers and fathers who take on this great commitment and give their children not only food for their bodies and physical well-being, but also all the necessary formation for their minds and instruction in the Catholic Faith, which before being a doctrine, is the lived example of parents themselves. You are the most perfect model of teachers because you live what must shape the lives of your children."

Os traduzco a continuación rápidamente las palabras del obispo Karl Josef Romer, del Consejo Pontificio para la Familia, según dice aquí -era el 2006-.Monseñor Romer agradeció "la iniciativa de la educación católica en el hogar, que abre nuevos horizontes para la familia. Verdaderamente admiro a los padres, madres y padres que se comprometen de esta manera y dan a sus hijos no sólo alimento para sus cuerpos y bienestar físico, sino también toda la necesaria formación para sus mentes y la instrucción en la Fé Católica, la cual, antes de ser una doctrina, es el ejemplo vivido de los padres mismos. Sois el perfecto modelo de maestros porque vivís lo que debe dar forma a las vidas de vuestros hijos".

Conferencia de una madre católica norteamericana en Congreso Católicos y Vida Pública

Se llama Kelly Kuerstein, es católica, madre de familia, y "muy normal" como dice ella, muy interesante su testimonio.

http://video.google.es/videoplay?docid=-6963450159148589905&hl=es

lunes, 10 de noviembre de 2008

Carta de los derechos de la familia, del Pontificio Consejo para la Familia, 22 de octubre de 1983

Como todos los documentos, creo que debemos leerlos y estudiarlos enteros. La unidad y la continuidad del Magisterio de la Iglesia es una maravilla de la gracia de Dios. Por eso me permito una glosa pequeñita: Es un derecho -y un deber- de los padres católicos educar a sus hijos conforme a sus convicciones morales y religiosas -a la doctrina y moral de la Iglesia católica-.

Artículo 5

Por el hecho de haber dado la vida a sus hijos, los padres tienen el derecho originario, primario e inalienable de educarlos; por esta razon ellos deben ser reconocidos como los primeros y principales educadores de sus hijos.

a) Los padres tienen el derecho de educar a sus hijos conforme a sus convicciones morales y religiosas, teniendo presentes las tradiciones culturales de la familia que favorecen el bien y la dignidad del hijo; ellos deben recibir también de la sociedad la ayuda y asistencia necesarias para realizar de modo adecuado su función educadora.

b) Los padres tienen el derecho de elegir libremente las escuelas u otros medios necesarios para educar a sus hijos según sus conciencias. Las autoridades públicas deben asegurar que las subvenciones estatales se repartan de tal manera que los padres sean verdaderamente libres para ejercer su derecho, sin tener que soportar cargas injustas. Los padres no deben soportar, directa o indirectamente, aquellas cargas suplementarias que impiden o limitan injustamente el ejercicio de esta libertad.